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Sociedad dependiente de la tecnología

Parece que los avances tecnológicos nos están robando nuestra esencia social como seres humanos, a tal punto que han penetrado todos los aspectos de nuestras vidas, y si no se usan con moderación, a pesar de sus muchos beneficios, podemos convertirnos en una sociedad dependiente de la tecnología.
La mayoría de las personas se sienten ansiosas si la computadora falla o pierden el teléfono. Incluso si creemos que estamos bien sin teléfono, es casi imposible dejarlo porque lo requerimos para el trabajo, estudios o entretenimiento. Si bien la idea de una sociedad sin tecnología suena muy pacífica e idílica, es probable que el porcentaje de retroceso en el progreso sea mayor, ya que es necesaria en áreas críticas para la continuidad humana, como la salud, la ciencia, el descubrimiento, etc.
En un estudio realizado por una fundación encargada de defensa y tratamiento de adicciones, Hazelden Betty Ford, «los investigadores han encontrado pruebas de que las personas que hacen un uso excesivo de la tecnología pueden desarrollar una química cerebral y un patrón neuronal similares a los de los adictos a las sustancias.»

Dependientes a la tecnología

Efectos de la dependencia a la tecnología

Aunque no nos consideremos adictos a la tecnología, esta puede tener un impacto en nuestra salud y bienestar mental, físico y emocional. Desde provocar tortícolis por una mala posición mientras trabajamos o jugamos en la computadora hasta aumentar la ansiedad por un mensaje que no nos responden al instante.
Según afirma un artículo de The Guardian, un diario británico, la ansiedad y la depresión se relacionan con la dependencia tecnológica. Ya sea por estar lejos de los demás, las presiones de las redes sociales, el acoso cibernético o las pantallas de los teléfonos que nos distraen del sueño, todo lentamente pasa factura a nuestra salud mental. Por ejemplo:

  1. Los usuarios de Facebook están celosos de las actividades y estilos de vida de sus amigos en la red social y es más probable que se sientan frustrados, afirma un estudio de la Universidad de Missouri.
  2. Ahora somos muy impacientes. El hecho de que las personas puedan estar disponibles y accesibles en todo momento nos ha llevado a creer que estas deben estar para nosotros y nos frustramos cuando alguien no contesta rápidamente. Ya ni hablemos si nos dejan en visto o pasan varios días y no nos responden.
  3. Otra forma en que nuestra dependencia a la tecnología es peligrosa es porque puede afectar a nuestra memoria y ese estado de felicidad que genera recordar algo bonito.
  4. Se ha incrementado el impulso incontrolable de utilizar constantemente los dispositivos tecnológicos o aplicaciones. Normalmente esta afecta más a los adolescentes, pero cada vez más niños y adultos la están sufriendo.

¿Cómo ser menos dependiente a la tecnología?

Es un hecho que la tecnología juega un papel importante, hace nuestra vida más fácil, más segura, más larga y más placentera en muchos sentidos. El truco es encontrar un equilibrio. Todos los extremos son malos, así que la moderación es una excelente manera de no volverse demasiado dependiente.